La felicidad nunca debe ser un destino, sino el trayecto hacia cualquier punto de nuestra vida al que deseemos llegar. Por ello es que cuando nuestro día a día no es todo lo satisfactorio que en su día imaginamos que sería, es momento de cambiar de vida para empezar a ser felices. ¿Te contamos cómo?
Claves científicas para cambiar de vida y darle la bienvenida a nuestra felicidad
El concepto de felicidad varía según la persona. Queda muy claro que cada uno de nosotros tiene una idea particular y única de lo que es la plenitud mental y emocional. Por lo tanto, cuando afirmamos algo tan categórico como: “el dinero no da la felicidad”, deberíamos rematar la frase con las dos palabras mágicas que denotan tolerancia y entendimiento de la diversidad: “para mí”.
Sea que para ti la felicidad se encuentre en el dinero, en formar una familia numerosa, en mantenerte siempre joven en cuerpo y mente o en montar un refugio para gatos y perros sin hogar, lo cierto es que, para tu tranquilidad, la felicidad tiene una receta universal.
De acuerdo a los avances científicos que se han logrado hasta el momento, para cambiar de vida y darle a la felicidad el lugar que se merece ocupar en nuestro día a día, es necesario aplicar las siguientes estrategias:
Celebra tus fracasos
¿Aún te culpas por tus tropiezos y fracasos? Entonces debes saber que las personas que se señalan con el dedo a sí mismas en un perpetuo gesto de condena, tienen altas probabilidades de caer en la depresión y de desarrollar ansiedad. Por lo tanto, no solo debes pasar página y perdonarte por todo lo que te arrepientes de haber hecho y de no haber hecho, sino que también necesitas hacer algo que probablemente consideres descabellado: celebrar tus fracasos.
No hay mejor maestro que un fracaso, ya que un golpe duro te enseña por dónde no debes transitar para alcanzar la armonía que te conduzca a la felicidad. De modo que, a partir de hoy, agradece cada vez que la vida te regale una lección inolvidable, es decir, cada vez que fracases.
Practica el agradecimiento
Tenemos la costumbre de dar las cosas buenas por sentado, algo en lo que el filósofo empirista David Hume, tiene algo para decirnos. De acuerdo a su teoría, basada en el empirismo, nunca hubo ni habrá garantía alguna de que el sol vuelva a salir mañana, solo por el hecho de que hasta el momento siempre haya salido.
Si aplicamos esta filosofía a nuestra vida cotidiana, podríamos decir que no hay ninguna garantía de que mañana tendremos un desayuno sobre la mesa, que nuestra casa siga existiendo, ni que exista un planeta sobre el cual construir otra.
Asumir que todas las cosas fantásticas de las que hoy disfrutamos estarán intactas mañana, nos aleja de una práctica que ha demostrado que enciende la llama de la felicidad: el agradecimiento.
Prueba a dar las gracias por tener un techo, un trabajo, alimentos en tu nevera y un par de hijos en plena edad de rebeldía. Verás cómo lo que hoy te parece un castigo, cobra un halo mágico y maravilloso ante la mera idea de que mañana podría no estar más en nuestra vida.
Lleva una vida sana
Es utópico pensar en felicidad si llevamos una vida tóxica. Pregúntate lo siguiente: ¿Cuándo fue la última vez que hiciste más de dos horas seguidas de ejercicio? ¿Cuánto hace que no duermes diez horas seguidas? ¿Cómo te ha ido desde que sustituiste el café por jugos naturales y depurativos?
Si no has podido responder a ninguna de ellas, necesitas un drástico cambio en tu estilo de vida. Una vida feliz se apalanca en un cuerpo y una mente sanos, algo que el ejercicio, el sueño reparador y una dieta saludable, te darán.
Practica el menos es más
Sintetiza tus expectativas de lo que es la productividad en el trabajo y la diversión durante el tiempo de ocio. Seguramente has escuchado muchas veces que menos es más, pero esta gran verdad no se limita al arte y a la decoración de interiores, sino que también se aplica al criterio que deberíamos aplicar para organizar nuestro tiempo.
Resulta habitual que la ansiedad nos gane y nos lleve a planificar un fin de semana vertiginoso. Sin embargo, cuando este llega a su fin, nos encontramos exhaustos y nos damos cuenta de que no hemos, ni de lejos, disfrutado del escaso tiempo libre que nuestras obligaciones nos dejan.
En cambio, cuando los planes se reducen a una o dos actividades, el disfrute es inmensamente mayor, y de la acumulación de momentos disfrutables es que se compone la felicidad.
Aprende a vivir en el aquí y ahora
Cuando la necesidad de saber qué ocurrirá en el futuro o cuál será el desenlace de una determinada situación, arrebatan nuestro presente, la felicidad sale por la ventana. Por lo tanto, una vez pasen los años, comenzaremos a sufrir las consecuencias de no habernos concentrado en el presente, ya que habremos perdido la oportunidad de ser felices con lo que la vida nos daba en su momento.
Por ende, sin dejar de planificar tu futuro de manera coherente y sensata, mira a tu alrededor y céntrate en el momento presente. Tus hijos nunca más volverán a tener tres años y no habrá una primavera igual a otra; lo que hoy has dejado ir por mirar a un tiempo que aún no existe, jamás no volverá a ti.
La felicidad no es un don ni un milagro, sino una habilidad. Por consiguiente, llegar a ella es el resultado de una práctica constante de los hábitos que conducen a ella.
