¿Realmente los tratamientos psicológicos son eficaces?
Y la respuesta es SI.
En la mayoría de los casos los tratamientos psicológicos son tremendamente eficaces, eliminan la enfermedad o el problema psicológico presentado, eliminan o atenúan notablemente el sufrimiento derivado de los problemas psicológicos y se incrementa muchísimo la calidad de vida en un plazo de tiempo relativamente breve.
Un tratamiento psicológico, además de restablecer la salud psíquica, eliminar el sufrimiento o resolver el problema psicológico del paciente, aporta muchísimas cosas a la vida personal, por ejemplo:
- se aprende a utilizar las capacidades cognitivas del cerebro de una forma adecuada y adaptativa eliminando errores de pensamiento y adquiriendo una forma de pensar más sana,
- se aprenden los fundamentos de la salud psíquica que son tremendamente prácticos en la vida cotidiana.
- se aprende a identificar nuestros rasgos de personalidad y psicopatología personal, familiar y social, con lo que podremos potenciar los rasgos más positivos para nosotros y eliminar o atenuar los conflictivos,
- se adquieren hábitos de pensamiento y conducta saludables,
- se optimiza la vida emocional posibilitándonos tener relaciones afectivas más plenas y sin conflictos,
- se aprende a manejar y a desenvolverse con éxito en situaciones sociales complicadas.
- se adquieren y automatizan muchos mecanismos de autocontrol que elevan nuestra calidad de vida.
- se adquieren conocimientos exactos de que es lo que se tiene que hacer para sentirse bien en todo momento.
- comprobará que hay profesionales de confianza a los que acudir en caso que lo considere necesario.
Las ventajas de los tratamientos psicológicos son innumerables.
Antes de comenzar un tratamiento es preciso que el psicólogo clínico o el psiquiatra hagan una diagnóstico preciso de que es lo que está sucediendo y la patología personal, familiar y social presentada.
Algunos trastornos mentales son crónicos y responden mal a los tratamientos, como algunos trastornos de la personalidad. En otros casos, la personalidad del paciente o las circunstancias sociales o familiares pueden bloquear el tratamiento.
No son muchos los problemas que tienen una solución parcial o en los que no podemos hacer nada para mejorarlos, pero si su caso esta entre ellos lo mejor es que el profesional diagnostique y le informe honestamente del pronóstico estimado y de esta forma poder decidir si se hace el tratamiento o no con unas expectativas realistas sobre el mismo.