Los antidepresivos son unos de los psicofármacos más eficaces a día de hoy. Se pueden emplear para directamente tratar los cuadros depresivos, pero pueden ser un magnifico complemento para otros problemas psicológicos, como las obsesiones, problemas en el control de los impulsos, el TOC, etc.
No todas las personas que acuden a un tratamiento psicológico son conscientes de los beneficios de estos fármacos y en un primer momento los rechazan, por eso es conveniente que los pacientes sean conscientes de que sus beneficios pueden ser mucho mayores que los posibles efectos secundarios que puedan tener.
Elige el tipo de antidepresivo más adecuado para tu caso
Las últimas investigaciones apuntan a que la depresión surge como consecuencia del descenso de los niveles, en el cerebro, de un neurotransmisor llamado serotonina.
Cuando esto ocurre, aparecen una serie de síntomas que nos indican que podemos estar sufriendo algún tipo de depresión, como la distimia. Por ejemplo, se pueden tener menos control sobre los pensamientos, que se vuelven recurrentes, se controlan menos las emociones como la irritabilidad, la ansiedad o la tristeza y el estado de ánimo se vuelve inestable.
Si esto ocurre, es necesario recurrir a los antidepresivos, ya que estos medicamentos restituyen los niveles óptimos de dicho transmisor en el cerebro y los síntomas desaparecen en poco tiempo.
Existen diversos tipos de antidepresivos, cada uno de ellos toma una vía química diferente para subir los niveles de serotonina y últimamente se están investigando otros neurotransmisores para tratar la depresión, como la noradrenalina. Esto es necesario porque, si bien la fuente del problema parecer ser la serotonina, no se descarta que haya otros neurotransmisores relacionados con su aparición y mantenimiento.
Los distintos tipos de antidepresivos que existen son:
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, ISRS: este medicamento suele ser la primera opción para la mayoría de los médicos, ya que son muy eficaces para distintos tipos de depresión y presentan muy pocos efectos secundarios. Algunos ejemplos son la fluoxetina, la sertralina y el escitalopram.
- Inhibidores de la monoaminoxidasa, IMAO: esta clase de antidepresivos, ya muy antiguos, presentan muchos efectos secundarios, por lo que no los recomendamos, salvo en casos muy determinados y siempre bajo la supervisión de tu psiquiatra. Un ejemplo de esta categoría es la Fenelzina.
- Doble vía, serotoninérgicos y noradrenérgicos: se utilizan para depresiones más severas y trastornos obsesivos asociados a depresión. Son muy eficaces en tratamientos a largo plazo. Algunos ejemplos son la duloxetina o la venlafaxina.
- Antidepresivos tricíclicos: están conformados por tres anillos químicos y se usan tanto para tratar la depresión como las obsesiones. No están recomendados para menores de dieciocho años ni para mujeres embarazadas o en período de lactancia. Suelen ser eficaces pero presentan muchos efectos secundarios, por lo que es preferible utilizar primero los ISRS. Un ejemplo es la clomipramina.
- Antidepresivos tetracíclicos: formados por cuatro estructuras en forma de anillo y en forma de T, en este grupo se encuentra la maprotilina y la mirtazapina.
- Antidepresivos atípicos: no pertenecen a ninguna de las categorías mencionadas anteriormente y entre ellos se encuentra el bupropión, una sustancia que no presenta efectos secundarios adversos en el plano sexual.
En ciertas ocasiones, tu psiquiatra puede prescribirte dos tipos de antidepresivos para que los tomes de forma simultánea y así ataques a la depresión por varios frentes químicos. En casos más puntuales, se prescriben otro tipo de medicamentos para que complementen y potencien el efecto de los antidepresivos, como estabilizadores o antipsicoticos.
¿Qué se tiene en cuenta a la hora de elegir entre los distintos tipos de antidepresivos?
Las variables que tu médico tomará en cuenta a la hora de recetarte un antidepresivo idóneo para tu caso y circunstancias, son las siguientes:
- Síntomas: existen diversos síntomas mediante los cuales se manifiesta la depresión. Por lo tanto, tu médico tomará en cuenta los que se te presenten a ti y te prescribirá el medicamento adecuado.
- Efectos secundarios: Entre los más habituales se encuentran el sobrepeso, los temblores, la sequedad bucal y la apatía sexual. Los ISRS suelen ser los antidepresivos con menos efectos secundarios.
- Ingesta de otros medicamentos: Puede existir una incompatibilidad entre ciertos medicamentos y los antidepresivos. En algunos casos, los efectos pueden llegar a ser peligrosos. Por eso no debe darse en ninguna situación el autoconsumo.
- Embarazo, lactancia y problemas crónicos de salud: existen riesgos de que el bebé desarrolle problemas congénitos, si la madre consume antidepresivos durante el embarazo. Por eso, y en casos de depresiones severas, el psiquiatra evaluará los riesgos y los beneficios en cada caso en particular, antes de prescribir un antidepresivo. Lo indicado en este caso es acudir a un psiquiatra especializado en psiquiatría perinatal.
Los antidepresivos están pensados para aumentar la calidad de vida del paciente con depresión y, en los casos más extremos, para salvar vidas. No obstante, la elección del antidepresivo correcto debe ser llevada a cabo por tu psiquiatra y debe ser supervisada durante toda la duración del tratamiento.
¿Por qué los antidepresivos tienen advertencia de recuadro negro?
De todos los tipos de advertencias que existen en la caja de los medicamentos, los antidepresivos tienen la de recuadro negro, la cual es la que más alarma eleva entre los medicamentos de receta. Aunque son unos fármacos muy seguros, tienen esta advertencia debido a que estos fármacos deben ser prescritos y supervisados por un psiquiatra para evitar los posibles efectos secundarios derivados de su uso prolongado y las posibles interacciones con otros medicamentos.
Cuándo nuestro estado de ánimo interfiere en la calidad de vida
Las personas con problemas de estado de ánimo o síntomas como la fatiga crónica, la apatía o desinterés general, no siempre son conscientes de que pueden tener algún tipo de depresión que requiere atención médica o psicológica.
Si conoces una persona que puede tener una depresión, distimia o altibajos en su estado de ánimo y crees que debe buscar ayuda psiquiátrica, es recomendable hablar con esa persona sobre tus preocupaciones cuando la persona está en un momento receptivo. Siempre hay que tener en cuenta que es una conversación delicada y no puedes obligar a alguien a buscar ayuda médica o psicológica.
Entonces hay que buscar un centro donde un especialista psicólogo clínico o psiquiatra diagnostique correctamente y desarrolle un tratamiento personalizado. Cómo la depresión suele tener un origen psicológico, se recomienda que el tratamiento prescrito por el psiquiatra, vaya acompañado con psicoterapia.
El Centro Manuel Escudero en Madrid ofrece un abordaje multidisciplinar y coordinado, que incluye tratamientos de psiquiatría y de terapia con un psicólogo clínico, que han demostrado tener una gran eficacia.
